De acuerdo al Monitoreo transdisciplinario que analiza las prácticas de los chilenos ante la pandemia, el nivel de educación, residencia en comunas con hacinamiento y afiliación a FONASA o ISAPRE condicionarían fuertemente el comportamiento de la misma. “Los datos muestran un escenario preocupante”, señalan desde el equipo coordinador del estudio del que ya han participado 39.885 personas a través de www.movid19.cl.
Ante la Mesa Social COVID-19, el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, y la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, presentaron ayer martes 26 de mayo el primer informe del Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile (MOVID-19).
El estudio, que es sostenido en el tiempo y también entrega recomendaciones sobre los síntomas ingresados, busca recolectar información en todo el país sobre casos sopechosos de COVID-19 y también prácticas vinculadas a cómo las personas están lidiando con la emergencia sanitaria que enfrentamos a través del tiempo, para poder tener perspectivas generales.
Del monitoreo han participado 39.885 personas con al menos dos respuestas en el tiempo durante las últimas seis semanas, con participantes de 321 comunas del país. De acuerdo a Cristóbal Cuadrado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y secretario técnico del Departamento de Políticas de Salud y Estudios del Colegio Médico, “identificamos que un porcentaje importante de las personas que tienen síntomas sospechosos de COVID-19 siguen saliendo a trabajar al menos una vez a la semana, por lo cual resulta extremadamente importante que haya un mensaje claro e inequívoco a la ciudadanía de que cualquier persona con síntomas o contacto con un caso probable debe aislarse”. “En un contexto de alta transmisión viral cualquier persona con un cuadro sintomático debe ser tratada como un caso probable, y en ese sentido debe ser puesto en aislamiento”, señaló.
Para el investigador, “para eso es fundamental que las personas tengan acceso a licencias médicas. Si bien la autoridad lo ha anunciado, aún no se implementa que las personas que son casos probables reciban licencias médicas sin necesidad de tener un examen PCR confirmado, sobre todo ahora que se han ido alargando los tiempos de espera”.
Esto, ya que los participantes de MOVID-19 reportan haber demorado en promedio 4,9 días en consultar desde que iniciaron síntomas que podrían constituir sospecha de COVID-19, a lo que se suman las demoras en la confirmación de diagnóstico. “Más de un 30% de las personas afiliadas a FONASA esperan por resultado por más de cuatro días”, indica Cuadrado.
Los datos del estudio coordinado por la Universidad de Chile y el Colegio Médico, en el que también participan la Universidad Diego Portales, la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad San Sebastián y la Universidad Central indican que 43,6% de los participantes MOVID-19 con síntomas sospechosos se mantiene trabajando y utilizando el transporte público al menos una vez por semana. En la medida que las personas reciben un diagnóstico de sospecha clínica por un profesional este porcentaje disminuye a 24,2%, reduciendo aún más (15,2%) entre quienes tienen un diagnóstico confirmado.
Entre las recomendaciones entregadas en el informe se incluyen incrementar la oferta y facilitar el acceso a residencias sanitarias, entregar subsidios directos a los hogares que ven mermados sus ingresos por tener que cumplir con el aislamiento en los casos probables o confirmados, así como las cuarentenas en los contactos estrechos y garantizar el acceso a licencias médicas para casos probables o confirmados, así como para los contactos estrechos. “Sin ese tipo de medidas sociales que complementen la respuesta sanitaria será muy difícil generar una contención adecuada del brote epidémico”, advierte Cristóbal Cuadrado desde la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile.
Análisis continuo y descentralizado: las características del estudio
El Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas COVID-19 en Chile (MOVID-19) se lanzó el 13 de abril pasado y desde entonces, las más de 38 mil personas consideradas en el informe suman 148.795 observaciones durante las últimas seis semanas, las que se ingresan a través del portal www.movid19.cl .
La académica de la Universidad Diego Portales, Mónica Gerber, explicó que el Monitoreo MOVID-19 “es un estudio longitudinal, lo que quiere decir que las personas son invitadas todas las semanas a contestar y actualizar su información de salud, lo que nos permite hacer un seguimiento de cómo personas en distintos lugares de Chile y con distintas características van evolucionando en el tiempo, para poder tener una imagen general de la situación”.
De acuerdo a la también investigadora del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social, COES, “mirar los casos sospechosos y no solo los confirmados de COVID-19 nos permite controlar las diferencias en el acceso a testeo. Las estadísticas sugieren un aumento oculto de casos COVID-19 en barrios con alto hacinamiento y bajo acceso a testeo”. Esto, ya que en el análisis de Berger “los datos muestran un escenario preocupante. Existen importantes diferencias entre distintos grupos sociales en cuanto a la posibilidad real de aislar casos sospechosos y realizar cuarentena. Personas con menor nivel educacional tienen menor posibilidad que las más educadas. A su vez, las personas con FONASA tienen menor posibilidad de acceder a una licencia médica que las personas con ISAPRE. Tal vez el dato más preocupante es que las comunas con mayor hacinamiento muestran la mayor cantidad de casos sospechosas”.
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